miércoles, 3 de julio de 2013

Cuando el lujo se hizo reciclaje...

Acaban de terminar en París las presentaciones de Alta Costura y aunque estas dos palabras nos lleven a prendas de lujo extremo y drama inimaginable, ciertamente nada más alejado de la realidad que eso en la Alta Costura contemporánea. Las casas de moda que aún conservan esta tradición, han evolucionado a la par del mercado y entienden que los grandes bailes de gala son escasos y que la mujer de hoy quiere verse bella pero no está dispuesta a sacrificar su comodidad por lucir perfecta. 

Qué se vio entonces durante esta semana? Vestidos de noche fluidos y llenos de apliques joya; drapeados, mix de texturas y mucho encaje para propuestas elegantemente sutiles. Sin embargo, el siempre revolucionario Martin Margiela, sorprende al presentar una colección a simple vista básica y alejada de los cánones que exige esta disciplina; pero que en detalle resulta ser la más estudiada y planeada de todas las propuestas.

Jeans, abrigos, vestidos y petos cobran vida gracias a Martin que dando una lección más de moda cercana al arte, recicla estas prendas que fácilmente se encuentran en mercados vintage y las dota de un lujo que pocos entienden, pero que coleccionistas y amantes de lo realmente exclusivo disfrutarán por montones. No en vano Tim Blanks lo acaba de llamar en su reseña para Style, el alquimista...

Más allá de una propuesta coherente, lo que la maison Martin Margiela hace para este otoño 2013 es dar su punto de vista político y ecológico sobre lo que pasa en la industria de la moda en este momento. Copias baratas, estilismos que se repiten como ejércitos y una promoción de las compras compulsivas y sin sentido por montones. Esta propuesta es de lejos, lo más parecido a los fundamentos de la moda y no del comercio. 

Queda por admirar en detalle el trabajo de mascaras joya que de seguro son la pieza fetiche del diseñador invisible y que aunque son nada usables, si son piezas atemporales y lo más cerca a una pieza de arte que un fashionista pueda tener. 


Cada prenda es de una ciudad diferente alrededor del mundo y son
originalmente vintage. La maison las interviene sin opacar su origen. 

Traje de lentejuelas de la Ópera de Pekín en la década de 1930





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